Sobre mí

Soy Ángel Álvarez, telegrafista.

Año 1938 mi padre, como funcionario,  es destinado a Coria (Cáceres) donde se hace cargo de la oficina de telégrafos  de dicho pueblo, le acompaña mi madre y mis dos hermanos mayores.  Finales de 1940 mi madre, en estado, se desplaza a su pueblo natal El Barco de Avila donde   viven sus padres y suegros, para dar a luz de su tercer hijo,  en Coria no tenemos familia, y en Noviembre nazco yo allí. Cinco años más tarde, ya en Coria,  viene al mundo otro retoño, mi hermano Tito. Tengo en mente  mil recuerdos de nuestra modesta vida, obvia en una postguerra, sobriedad en parte paliada  por la   dispar  dedicación laboral de mi papá. Nuestra  felicidad  se ve truncada a mediados de 1949  mi hermano Antonio, que era irrepetible fallece. Seis meses más tarde mi papá, también  nos deja en un hospital de Cáceres., ¡pobre mamá!

Nos asiste la familia, sobre todo la paterna. A  mí me ingresan en un seminario de Avila, institución que no soporto más que un trimestre, y  regreso a Madrid donde se ha asentado  la escueta  familia, en el castizo barrio de Lavapiés. Mis inicios escolares en el colegio de La Paloma. En Septiembre de 1952 fallece Tito, mi hermano pequeño, por la complicación de una simple apendicitis. Pobre mamá, que duros mazazos  en  tan  corto espacio de tiempo. Un mes más tarde  me voy a  Bonanza (Cádiz), he obtenido una beca para  estudiar bachillerato. Allí en un dominante  internado, estudio los cuatro primeros cursos, los  tres restantes  en  Utiel (Valencia). Ambos centro religioso con un código estricto bajo  el manto riguroso de la Iglesia. Ocho  años de internamiento que han fraguado mí  rígida personalidad. Abandono el internado el verano de 1958 y en noviembre me empleo, como personal subalterno en Telégrafos. 

A finales de 1958 conozco, en un local llamado Ponciano, y comienzo mi noviazgo con  la que sería mi esposa.

Dos años más tarde  apruebo  las oposiciones y me consolido como   funcionario de carrera pasando destinado como radiotelegrafista a la sala de aparatos. A principios de marzo de 1962 nuestra casa amenaza ruina y nos mudamos al entonces moderno barrio de Simancas. A  finales  del mismo mes  pido la excedencia en Telégrafos por  incorporarme  al servicio militar, obligatorio deber que presto  en La Academia Auxiliar Militar de Villaverde.

Los tres primeros meses  de insoportable reclusión, no se nos permitir ni el  desplazamiento a nuestras casas. Pasado ese periodo la Jura de Bandera (remplaza anterior) y el retorno a casa por las tardes. Alterno el servicio militar por la mañana con mi trabajo en Telégrafos por la tarde, había que colaborar económicamente en casa. Soy licenciado  en Junio de 1963.

El 12 de Septiembre de 1964 contraigo matrimonio con la chica que conocí seis años antes, vivimos en Entrevías, unos primos de mi esposa nos dejaron una habitación, cobijo que abandonamos al cabo de un año para  residir  en  mi casa de soltero, donde  también vivía mi madre.  

En Enero de 1967 nace Eva, nuestro primer hijo y el 28 de Junio del año siguiente el matrimonio se incrementa  con la llegada de Angel. La ampliación familiar me obliga a incrementar mis ingresos y me empleo de plantilla en la agencia de prensa EFE. 

Tres años consecutivos brindo  mis vacaciones veraniegas para trabajar en la empresa Gulf Oil-Petronor, he heredado de mi padre el amor por el trabajo por el bienestar familiar.

En 1969 adquirimos la vivienda  en la que actualmente residimos. En Septiembre de 1970 nuestro hogar se amplía con el nacimiento  de Mónica.

En Septiembre de 1972  un ejecutivo japonés (Manatsu), al que he conocido en mi etapa de funcionario en las cabinas telex me  reclama para trabajar con él, por lo que ceso en la agencia EFE. Mi vida laboral sufre un gran cambio, tanto en lo económico como en lo laboral.

A lo largo de  nuestro matrimonio mi esposa ha sufrido varios abortos, por suerte indoloros y sin sufridas consecuencias, tratamiento que no ampara  nuestra sanidad por lo que visitamos una clínica de Londres en Abril de 1978 y no se repiten los abortos.

Con la entrada de España en la Comunidad Económica Europea las importaciones de acero desde Japón (nuestro negocio), se reducen y cerramos la oficina en Agosto de 1983. Con el dinero que percibí  como finiquito adquirimos el chalet de El Barco de Avila, aunque no era mi deseo.

Sólo han pasado dos años allí y sufrimos en peor revés que pueden digerir unos padres: Angel nuestro hijo muere atropellado por un coche y para aumentar la adversidad, nuestra hija  Eva queda en estado y se casa con  alguien  muy diferente a nosotros.

El nacimiento, en Marzo de 1985, de nuestro nieto Angel remedia, en parte, la muerte de nuestro hijo.

Mi madre sufre un ictus que le repite  al año siguiente (1997) dejando imposibilitado medio cuerpo hasta su fallecimiento en 2001. 

Hoy a los  83 años sometido a un  tratamiento contra el cáncer, enfermedad que soportan  nuestras  dos hijas, trato de sobrellevar las rarezas que en mi esposa genera un incipiente Alzheimer.